viernes, 19 de octubre de 2018

La expulsión del aula no arregla nada


Tras visualizar in ictu oculi los blogs propuestos, me decanté por el blog ElOrientaBlog. Me llamó la atención un artículo publicado el 13 de octubre sobre las expulsiones escolares. Este método me parece desacertado porque todos sabemos que la expulsión es el paso previo al abandono escolar. La mayoría de estos alumnos realizan estos actos solo para llamar la atención de los profesores; la mayoría son alumnos con familias desestructuradas y notan que nadie les hace caso ni les tiene en cuenta. Y nosotros lo único que hacemos es echarle tres días a casa para que puedan hacer lo que le dé la gana durante tres días enteros.


Esto para nada es la solución, en mi instituto como en el de cualquiera de un barrio obrero suele haber varios casos de estos. El jefe de estudios era consciente de este problema y lo atajaba de una manera brillante, bajo mi punto de vista. A estos alumnos que solían ser mayoritariamente varones les encomendaba tareas de jardinería, carpintería o cualquier tipo de actividad que les haga sentir valorados. Gracias a esos trabajos, algunos de ellos encontraron su vocación y pudieron estudiar lo que le gustaba.

 Por desgracia la mayoría de los profesores no les ayudaban y optaban por echarlos a las primeras de cambio con el correspondiente parte de incidencia, por supuesto, no vaya a ser que se les fuera a caer su clase de mierda. Me permito este comentario despectivo porque estos profesores querían dar su clase e irse sin importarles ni siquiera como te llamabas o que pensabas. 

A colación de esto, os contaré una anécdota con uno de mis mejores amigos. Mi colega jugaba al rugby y se le había salido el líquido de la rodilla. Tras llegar tarde a clase y entrar con muletas la profesora le castigo con estar de pie cincuenta minutos. Esto me parece algo irrespetuoso y de mal gusto porque pones en riesgo la integridad física de uno de tus alumnos. Mi compañero al cabo de quince minutos se sentó porque no podía más y la profesora lo echo de clase por no cumplir su orden. Y estas anécdotas se repetían día sí y día también solo por el hecho de que tenían la fama de personas que se portaban mal.

Por ello abogo por no echar al alumno del aula sin ton ni son por el mero hecho de que te molesta. Si molesta es porque igual tú no has diseñado una clase atractiva para captar su atención, no siempre va a ser culpa del alumno. Tenemos que pensar todos como el jefe de estudios e intentar hablar y ayudarles en la medida de lo posible. La mayoría no saben el poder que tienen para que un alumno tome la decisión de abandonar o continuar. Recapacitemos y dejemos de infringir castigos que no sirven para nada.







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